Así como cada cultura tiene sus tradiciones propias, todas las familias tiene sus tradiciones particulares que forman parte de su esencia. Algunas de ellas son mundialmente compartidas, como la Navidad, algunas están definidas por la región en la vivan, como el Día de Acción de Gracias, y otras son una total creación de cada núcleo familiar. Cualquiera que sea, las tradiciones familiares ayudan a crear “la identidad de la familia”. Y es que al repetirse generación tras generación, estos rituales tienen un papel clave a la hora de establecer y preservar el sentido de pertenencia a la familia.
De seguro que en tu familia cada Navidad tienen sus propias tradiciones, como que siempre es la abuela quien prepara la cena del 24 y los primos que viven lejos siempre vienen a pasar las fechas cargados de regalos. O quizá, celebran cada nacimiento dando la bienvenida al nuevo miembro de la familia con un ritual cuya existencia se remonta varias generaciones. Incluso, también es muy posible que cada familiar tenga asignado su sitio en la mesa cuando celebran una comida o una cena. Todos estos son ejemplos de tradiciones, rituales del ciclo vital y rutinas de la vida cotidiana.
Pero, ¿Qué incita a las familias a repetir los rituales familiares de generación en generación? ¿Por qué se dice que las tradiciones mejoran la comunicación entre los miembros de la familia? ¿De qué manera contribuyen estos rituales a preservar la identidad de la familia empresaria?
Acompáñanos a descubrir el significado especial detrás de las tradiciones familiares, por qué son tan importantes y cómo crear y mantener las que tengan en su familia para que todos sus miembros puedan disfrutar de sus beneficios generación tras generación.
¿Qué son las tradiciones familiares?
La palabra tradición proviene del latín traditio, y consiste en el conjunto de bienes culturales que se consideran valiosos.
Estos son indispensables de mantener y transmitir a las nuevas generaciones como un legado. Las tradiciones se heredan y llegan a formar parte de la identidad; deben ser capaces de renovarse y desarrollar nuevas expresiones para que mantengan su utilidad y valor sin perder su esencia.
Básicamente, son costumbres o determinados comportamientos que asumen las familias y que las distinguen de otras. Así, cuando las costumbres se trasmiten de generación en generación, ya sea de forma representativa oral o por medio de instrucciones, estas se convierten en una tradición.
Adelaida Ivañez, turronería que ha pasado como tradición de generación en generación, nos comentan que la tradición más común, por mencionar un ejemplo, sin duda debe ser la celebración de la Navidad, sin importar la forma en la que familia la celebre. Esto porque es una fiesta de carácter familiar que se extiende por todo el mundo e involucra a variedad de países y culturas diferentes. Así, las familias se reúnen para pasar las fechas, montar el árbol y disfrutar de regalos y deliciosos platillos tradicionales.
Eso sí, hay que aprender a diferenciar entre tradiciones familiares y rutinas. Las primeras tienen que ver con eventos especiales como cumpleaños, Navidad, partidos de fútbol, entre otros; mientras que las rutinas son del día a día y ayuda al funcionamiento del hogar. Es decir, la hora de desayuno, almuerzo y cena, las actividades deportivas, los viernes de juegos de mesa o películas en casa son algunos ejemplos.
¿Cómo crear las tradiciones en una familia?
Al formar una nueva familia, por ejemplo, se debe comenzar a desarrollar sus propias tradiciones. Para esto, podrías tomar como base las actividades que has heredado de tus padres, o también puedes probar con las siguientes actividades:
- Serviciales. Son actividades significativas que consisten en ayudar a otras personas, tales como limpiar los jardines del vecindario, restaurar muebles o gabinetes viejos.
- Musicales. Puedes participar o asistir a conciertos musicales con los integrantes de la familia, formar parte de un coro o simplemente escuchar música un día de la semana.
- Físicas. Estas son actividades que pueden realizar juntos tanto adultos, como niños y que pueden ser cocinar, pintar, esquiar, caminar, cazar, pescar, patinar o hasta bailar.
- Sociales. Dentro de estas actividades están el entretenerse con juegos de mesa o de cartas, los días de campo, ir a la playa, al cine, las reuniones para leer un libro en la sala y las fiestas.
- ·Naturales. Se trata de disfrutar de la naturaleza por medio de caminatas, citas para ver las estrellas al anochecer, dar comida a animales silvestres o acampar en un lugar tranquilo y apartado.
- Representaciones dramáticas. Estas incluyen los populares juegos de palabras o pantomimas a la hora de la cena. Otra opción sería que asistan a obras en el teatro o a presentaciones teatrales de tus hijos en la escuela. Incluso, se podría pensar en organizar algún tipo de torneo o competición entre familia.
- Actividades sociales para interactuar con otras familias. Compartir con otras familias también es muy buena idea, por ejemplo, a través de reuniones de amigos con familias, kermese, tómbolas.
Al ir creando estas tradiciones, hay que tener en cuenta que a medida que los niños crecen se hace difícil mantener algunas de ellas, por lo que hay que adaptarlas a cada circunstancia que se presente.
En estos casos, lo mejor es buscar una alternativa sencilla, algo que todos puedan asumir con facilidad y comodidad, a fin de no perder ese espacio. Por ejemplo, si ya no quieren hacer un viaje largo de verano para no perderse de pasar la temporada con sus amigos en la ciudad, se puede ser un poco más flexible y entonces organizar noches familiares todos los viernes donde se haga alguna actividad lúdica o se vea alguna película que a todos les guste y que sirva como un espacio especial en el que compartir todos juntos.
Si por el contrario, intentas forzar el cumplimiento de estos compromisos, se terminará perdiendo la esencia y con esto, su gran valor.
La importancia de las tradiciones familiares para los más pequeños de la casa
Las tradiciones juegan un papel fundamental en el desarrollo psicológico de los más pequeños de la familia; ya que gran parte de las enseñanzas que reciben, se trasmiten por medio de ellas.
Evocan historias, objetivos y valores que se van pasando de una generación a otra, lo que logra motivar, dar forma y hacer compartir una identidad familiar. Además, aportan seguridad, ya que cuando un joven sabe lo que va a suceder, se siente tranquilo, seguro y feliz.
Por otro lado, están estrechamente relacionadas con la estabilidad, la salud mental y el desarrollo de la personalidad. No solo definen la identidad familiar, sino que también la de todos los miembros en particular; por lo tanto, elevan su autoestima.
Armar y decorar el árbol de Navidad, preparar galletas en familia, reunirse para la Novena, cantar villancicos y cenar todos juntos son parte de las tradiciones con las que los niños crecen y su importancia es fundamental para su desarrollo, ya que generan un sentido de pertenencia e identidad. También ayudan a aumentar la autoestima en los chicos y su bienestar debido a que este tipo de eventos son consistentes.
Hay tradiciones que llevan en las familias varias generaciones y que se comparten con los miembros más jóvenes. “Ser parte de este tipo de actividades también hace que se sienta una especie de responsabilidad de mantener este legado”, explica Samantha Araujo, psicóloga clínica.
“Las personas mantienen tradiciones porque le dan un significado a las celebraciones y les ayuda a conectarse con las personas de su círculo social o familiar. Además, son importantes porque ayudan a crear experiencias positivas y recuerdos para todos”, dice Araujo.
Otros beneficios de las tradiciones familiares son que crean recuerdos para el resto de la vida de las personas, de hecho, de seguro serán las tradiciones que los niños practiquen cuando sean adultos y estén construyendo su propia familia. De esta forma, sentirán que tienen una herencia cultural y religiosa que les permite transmitir los valores con los que ha crecido a donde quiera que vayan.
Incluso, la importancia de este tipo de tradiciones se vio muy evidenciada durante el 2020, en el que, por motivos de pandemia, la mayoría de las familias se perdieron de poder celebrar las fiestas de Navidad y Fin de Año como acostumbraban. Y es que el Covid-19 obligó a millones de personas en el mundo a celebrar en lo más íntimo de su hogar, sin la presencia de todos sus seres queridos y con muchas restricciones dentro de sus tradiciones, lo cual fue un duro golpe sobre todo para los niños.
Gestos tan sencillos como decorar el árbol o colocar las decoraciones festivas alrededor de la casa se volvieron casi vitales a la hora de dar un sentido de estabilidad y continuidad, y más importante aún, para preservar el espíritu de todos los miembros de la familia. De hecho, hoy en día, las tradiciones han mutado para incluir a la tecnología dentro de las mismas, por ejemplo, para reunirse con los seres queridos a los que no se podía tener cerca con la ayuda de la Internet.
“Nadie pudo imaginar que este año sería así, pero aún en tiempos difíciles podemos aprovechar para enseñar a nuestros hijos a estar agradecidos por lo que tenemos, por la salud y por poder estar juntos”.