¿Alguna vez te has quedado sin respiración mientras dormías? Si la respuesta es sí, es probable que lo sepas de dos formas: porque te has asustado y te has despertado, o porque la persona con la que duermes se ha dado cuenta y te ha avisado. Sea como sea, es aterrador, y por desgracia son muchas las personas que lo sufren. Este trastorno tiene nombre, y es comúnmente conocido como apnea del sueño.
Lo peor de todo es que la apnea del sueño no te molesta solo mientras duermes; ésta puede afectar a tu función masticatoria, a tu mandíbula, a tu bienestar emocional y a tu salud en general, ya que directamente te corta el sueño durante muchas noches seguidas.
Aun así no te preocupes. Este trastorno se puede tratar y detectar de muchas formas posibles, y aquí vas a poder conocerlas todas.
¿Qué es la apnea del sueño?
La apnea del sueño es un trastorno en el que la respiración se interrumpe o se hace muy superficial durante el descanso nocturno. Estas pausas en la respiración pueden durar desde unos pocos segundos hasta un minuto, y pueden repetirse varias veces a lo largo de la noche. Lo más alarmante es que muchas personas no son conscientes de que tienen este problema, y suelen descubrirlo porque sus parejas notan que roncan de manera excesiva o incluso observan las pausas respiratorias.
Existen tres tipos principales de apnea del sueño:
- Apnea obstructiva del sueño (AOS).
Es el tipo más común y ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan demasiado, bloqueando las vías respiratorias y dificultando la entrada de aire a los pulmones. Esto provoca que la persona deje de respirar temporalmente, lo que puede repetirse muchas veces durante la noche, interrumpiendo el descanso y generando fuertes ronquidos.
- Apnea central del sueño (ACS).
Es menos frecuente, y en este tipo el cerebro no envía las señales correctas a los músculos que controlan la respiración, lo que provoca una falta de coordinación durante el proceso respiratorio.
- Apnea mixta del sueño.
La apnea mixta del sueño es una combinación de apnea obstructiva y apnea central. En estos casos, el episodio de apnea comienza como un problema central, donde el cerebro no envía las señales correctas para respirar, y luego se transforma en una obstrucción física de las vías respiratorias. Este tipo de apnea es menos común, pero más complicado de tratar, ya que comprende factores tanto neurológicos como mecánicos, y para solucionarlo se puede necesitar una combinación de tratamientos para su manejo total y efectivo.
¿Qué ocurre cuando no la tratamos?
Como hemos mencionado en la introducción, este trastorno no interrumpe tu descanso solamente; también puede provocar problemas graves en tu salud si no se trata a tiempo.
A continuación, podrás observar algunos de los efectos más comunes de la apnea del sueño no tratada:
- Fatiga crónica.
Si te sientes demasiado cansado durante el día, puede que tengas apnea del sueño. Debido a que tu cuerpo no llega a las fases profundas del sueño, te despertarás sintiendo que no has descansado lo suficiente. Esta fatiga puede afectar a tu concentración, tu productividad y aumentar el riesgo de accidentes laborales y de tráfico.
- Problemas cardíacos.
La apnea del sueño se ha vinculado con un mayor riesgo de hipertensión arterial, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.
- Diabetes tipo 2.
Existen estudios que sugieren que la apnea del sueño no tratada puede influir en el desarrollo de la diabetes tipo 2, debido a la disrupción en el control de los niveles de azúcar en la sangre.
- Salud mental.
Las interrupciones continuas del sueño pueden desencadenar síntomas como irritabilidad, ansiedad y depresión, ya que el cuerpo y la mente no tienen tiempo para recuperarse adecuadamente durante la noche.
¿Cómo podemos detectar la apnea del sueño?
Si sospechas que puedes estar sufriendo de apnea del sueño, hay varias formas de detectarlo. En muchos casos, los síntomas más obvios como los ronquidos fuertes o las pausas en la respiración durante el sueño son reportados por alguien más, ya que la persona afectada muchas veces no se da cuenta.
Sin embargo, también hay estudios médicos específicos que te ayudarán a obtener un diagnóstico claro:
- Cuestionario clínico.
Es probable que el médico te pregunte acerca de tus hábitos de sueño, tus niveles de cansancio y si alguien ha notado pausas en tu respiración mientras duermes.
- Polisomnografía.
Este es el método más completo y exacto para diagnosticar la apnea del sueño.
Durante este estudio (que generalmente se realiza en una clínica del sueño) se monitorizan diversas funciones corporales mientras duermes, como tu respiración, tus niveles de oxígeno en la sangre, los latidos de tu corazón y la actividad cerebral.
- Estudios de sueño en casa.
Para aquellas personas que prefieren no acudir a una clínica, también existen soluciones, como la que nos propone la Clínica Sánchez Arranz: mediante el uso de un pequeño dispositivo, se pueden realizar estudios del sueño desde la comodidad del hogar. A pesar de que no son tan precisos como la polisomnografía, estos aparatos también pueden indicarnos de forma efectiva si sufres síntomas que indiquen que tienes apnea del sueño.
¿Cómo se trata?
Afortunadamente, hay varias opciones de tratamiento disponibles para la apnea del sueño, que pueden ser diferentes en función de la gravedad del trastorno y las causas subyacentes. Los tratamientos pueden ir desde sencillos cambios en el estilo de vida hasta la necesidad de dispositivos médicos o cirugía:
- Cambios en el estilo de vida.
Para aliviar los casos más leves de apnea del sueño, existen algunos hábitos que podemos implementar en nuestro día a día que nos ayudan a combatir los síntomas. Uno de ellos es perder peso, ya que el sobre preso (particularmente en la zona del cuello) puede aumentar la probabilidad de que las vías respiratorias se obstruyan durante el sueño.
Asimismo, también está recomendado evitar el alcohol y los sedantes, ya que estas sustancias pueden relajar demasiado los músculos de la garganta, empeorando los síntomas de la apnea del sueño.
Otras vías de solución que pueden ser útiles son dormir de lado, y establecer rutinas al dormir: está demostrado que las personas que duermen boca arriba son más propensas a sufrir episodios de apnea del sueño, ya que la lengua y los tejidos blandos pueden bloquear las vías respiratorias, así que la postura lateral es más adecuada para aquellos que deseen aliviar sus episodios de apnea. Para lograrlo, podemos hacer uso de almohadas largas o almohadas preparadas para abrazar ¡son realmente útiles!
Por último, destacamos la práctica de las rutinas de sueño, como ir a la cama y despertarse a la misma hora todos los días, ya que éstos pequeños hábitos pueden mejorar enormemente el descanso, y reducir la probabilidad de episodios de apnea.
- Terapia con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP).
El tratamiento más común y recomendado para los casos moderados o graves de apnea del sueño, es la CPAP. Este dispositivo utiliza una mascarilla que se coloca sobre la nariz o la boca durante el sueño, la cual proporciona un flujo continuo de aire a presión, evitando que las vías respiratorias se colapsen.
Aunque puede ser incómodo al principio, muchos pacientes experimentan una mejora notable en su calidad de vida tras adaptarse al uso del CPAP. El dispositivo reduce los ronquidos, mejora la respiración durante el sueño y, lo más importante, permite al cuerpo alcanzar las fases profundas del descanso necesarias para una correcta regeneración.
- Uso de dispositivos dentales.
Otra opción de tratamiento para los casos leves o moderados es el uso de dispositivos bucales diseñados para mantener la mandíbula en una posición que evite el colapso de las vías respiratorias. Estos dispositivos son menos invasivos que el CPAP y pueden ser una buena alternativa para quienes no toleran bien la mascarilla.
Los dentistas especializados en trastornos del sueño pueden personalizar estos dispositivos según las necesidades del paciente, lo que los hace más cómodos y efectivos. Sin embargo, suelen ser menos eficaces que el CPAP en casos graves de apnea del sueño.
- Cirugía.
Cuando los tratamientos anteriores no funcionan, o cuando la apnea del sueño es causada por una obstrucción física que no puede corregirse con dispositivos externos, se suele recurrir a la cirugía. Los procedimientos quirúrgicos consisten en la eliminación de tejido excesivo en la garganta o en la corrección de problemas estructurales en la nariz o mandíbula, dependiendo del caso y la situación del paciente.
Por norma general, la cirugía suele ser el último recurso y se recomienda solo en casos graves donde otros tratamientos no han logrado resultados satisfactorios.
- Cuida tu salud y mejora tu descanso.
Por último, te recomendamos que no te preocupes ni te asustes: todo se puede tratar si nos cuidamos. La apnea del sueño puede parecer un problema serio, pero con el tratamiento adecuado, es posible recuperar la calidad del sueño y mejorar tu salud en general. Así que ya sabes: si sospechas que puedes padecer apnea del sueño, no dudes en buscar ayuda médica. La identificación a tiempo y el tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia entre vivir con fatiga constante y disfrutar de una vida plena y enérgica.