El erotismo sigue ganando adeptos a través de sus artículos y juguetes

Nos encontramos en una sociedad en la que, poco a poco, parece que empezamos a ser mucho más libres para hablar de lo que sea, sin tener que escondernos o avergonzarnos de cualquier cosa. Era una verdadera necesidad que así fuera. Y la verdad es que hay mucha gente que lo ha agradecido de una manera realmente grande. Si los políticos, la población y las instituciones continúan hablando de libertad, es obvio que hay que poner todos los medios para que cualquier persona pueda hablar de lo que sea. Sin necesidad de sentir miedo por ello.

Uno de los temas que más ha notado este cambio es el sexo. Durante décadas, en España no se podía hablar de este asunto sin que alguien nos mirara mal. La tradición católica de nuestro país, unida a la mentalidad demasiado decimonónica de muchas personas e instituciones, ha sido la responsable de que eso fuera así. Ahora, el sexo es un tema recurrente y al que todo el mundo suele acudir todos los días, incluso aunque sea con personas a las que prácticamente no conocen de nada. Seguro que muchos de vosotros y vosotras habéis experimentado alguna situación similar.

Un artículo publicado en la página web Psicología y Mente comentaba la definición de erotismo e intentaba aclarar algunos conceptos relacionados con este asunto. En cuanto a la primera, el autor hace referencia al dios Eros y las conductas que solemos asumir como propias cuando hay una atracción entre dos o más personas. En lo que respecta a los conceptos, hay varios que son clave: besos, abrazos, sexo, estimulación oral o, incluso, masturbación. Desde luego, a nadie le cabe la menor duda de que la atracción se nutre de todos y cada uno de estos elementos.

Una de las mejores maneras de comprobar si a la gente le gusta el erotismo o no es conocer qué porcentaje de personas tienen juguetes eróticos para utilizarlos durante el acto sexual o en soledad. Según una noticia publicada en la página web oficial de Radio Televisión Española, el 53% de los españoles y las españolas tiene uno de estos juguetes, y no solo eso, sino que la mayoría de ellos y ellas lo suele usar, al menos, una vez por semana. De estos datos se puede resolver lo siguiente: en España nos gusta, y mucho, todo lo que tiene que ver con el erotismo.

En nuestro país, el gusto por el erotismo sigue creciendo a medida que pasan los años. Es lo que nos han indicado desde Comercial Apra, cuyas cuentas indican, a su vez, un volumen cada vez mayor de este tipo de artilugios en el interior de nuestras fronteras. En una sociedad en la que ya no hay ataduras de ningún tipo en lo que tiene que ver con el sexo, la adquisición de juguetes eróticos se ha convertido en algo habitual y que a nadie le resulta extraño o le da vergüenza reconocer. Eso, desde luego, ha sido uno de los avances sociales más interesantes de los últimos tiempos en España.

No os confundáis: no solo las mujeres los adquieren

Como en tantos otros ámbitos de la vida, en el del erotismo también hay lugar para los estereotipos. Es triste, sí, pero es así. Muchas personas suelen tener una idea preconcebida de este asunto incluso aunque los datos empíricos le demuestren lo contrario. En este caso, suele haber una cierta tendencia a pensar que son las mujeres el grupo de población que más depende y que más compra artículos eróticos. Pero lo cierto es que no tiene necesariamente por qué ser así.

De hecho, la evolución de los últimos años pone de manifiesto que cada vez son más los hombres que deciden adquirir un producto como de los que estamos hablando. El motivo es simple: disfrutar es algo que depende de cada cual y, desde luego, también ellos han descubierto que pueden hacerlo a través del placer que se pueden inculcar a sí mismos. Desde luego, si algo hay que tener claro en lo que respecta al mundo del erotismo es que hay mil y una maneras de disfrutar. Y hay que sacar provecho de cuantas más, mejor.

En la sociedad hay cada vez más personas que tienen claro que el erotismo ha venido para quedarse y que va a jugar una baza cada vez mayor en lo que tiene que ver con la sexualidad de las personas. Es una manera estupenda de descubrir lo que nos gusta y de disfrutar de uno de los aspectos de la vida que más alegría, felicidad y placer nos proporcionan. Quien no quiera experimentarlo, que no lo haga. No hay nadie obligado a ello. Pero se estará perdiendo una de las mejores facetas de la vida. Que lo tenga claro.