Así es, aunque lo que importa este en el interior, un buen exterior es sinónimo de calidad. Cuando un producto o artículo se protege como es debido, la cadena de valor aumenta. El sector comercial sabe bien de ello, por lo que es una parte primordial dentro de la cadena productiva y hasta que el producto, llega al cliente. Tanto el packaging como el embalaje, forman un tándem perfecto que no solo protege el producto, también se encarga de hacerlo atractivo a ojos del cliente.
Antes de proseguir, debemos matizar que packaging y embalaje no son lo mismo, aunque forma parte de un equipo inseparable. El packaging se ocupa de proporcionar al producto un buen envase y un buen embalaje. Algo que en algunos productos no es necesario, pues solo requieren un embalaje para su transporte, aunque en gran medida, son necesarios ambos. Con independencia de este matiz, haremos referencia indistintamente a ambos por formar parte de una misma solución logística. Su finalidad es que los artículos lleguen en perfectas condiciones al cliente. Ni más, ni menos.
En el apabullante mundo de los negocios, es fundamental contar con un buen embalaje. La logística es una de las partes esenciales de la cadena de producción y, sin una buena gestión, todo el trabajo previo, puede conllevar un fracaso para la empresa. De ahí que el aspecto del embalaje sea uno de los más relevantes. Con el embalaje, las empresas protegen sus productos para que estos, puedan llegar a su destino en las condiciones más óptimas y sin sufrir desperfectos. El sector del packaging y el embalaje cuenta cada vez con un mayor catálogo de productos como puede comprobarse en Packing Online, donde puedes encontrar todo tipo de accesorios y equipos de embalaje. De tal manera que existe un envase o embalaje ideal para cada tipo de producto.
El embalaje en logística, aspecto esencial para el desarrollo del proceso
Un producto correctamente embalado, no solo está protegido como es debido. El embalaje correcto, cumple otras funciones de gran importancia dentro de la cadena logística: identificación del producto de forma ágil y sencilla, protección frente al robo y facilitación del almacenaje adecuado de la mercancía. Cualquier empresa que se dedique a producir y distribuir productos de la categoría que sean, debe contar con un buen embalaje para entregar su mercancía.
Al hablar de embalaje, se hace referencia a todo el conjunto de técnicas y materiales utilizados con la finalidad de proteger adecuadamente los productos y articules, durante el transporte y almacenaje. Al mismo tiempo, puede considerarse como una barrera protectora que ayuda a la prevención de daños que pueden ser producidos durante el traslado de un lugar a otro. Daños que pueden ocasionar costes adicionales a la empresa, sea por las reparaciones que deban realizarse por la sustitución del producto. Por otro lado, un buen embalaje, aumenta la confianza del cliente en el producto adquirido y, por ende, en la empresa que lo comercializa.
No es de extrañar entonces que la elección de un embalaje adecuado, sea igual de importante a la hora de garantizar que el producto llegue a su destino en las mejores condiciones posibles. Para ello, lo primero que hay que tener en cuenta es el tipo de producto a transportar, si se trata de algo frágil, lo más conveniente es utilizar materiales de embalaje que absorban los impactos que puedan producirse. Así se evita que el producto que contiene sufra daños. Otro factor a tener en cuenta, es el tamaño del producto. Cuando se trata de productos pequeños, el embalaje deberá ir acorde de dicho tamaño para evitar que se mueva dentro del embalaje y se golpee durante el transporte. En último lugar, se debe tener en cuenta el medio de transporte en el cual se va a llevar el producto embalado.
Evidentemente, el embalaje supone un coste dentro del negocio. Sin embargo, se trata de algo fundamental que puede reducir los costes en otros aspectos como el transporte y almacenaje. Si se utilizan las cajas más ajustadas al tamaño del producto, se puede reducir de forma considerable el espacio necesario para almacenarlas y transportarlas. Además, los embalajes más ligeros, reducen los costes del transporte y evitan los daños que siempre resultarán en costes adicionales.
En definitiva, un buen embalaje, ofrece una serie de ventajas que garantizan que la cadena productiva y logística, cumplan sus funciones de la forma adecuada y el producto final, llegue a su destino como corresponde. Entre esas ventajas a destacar, podemos citar la protección del producto, ya que actúa como línea de defensa evitando daños durante el transporte y almacenaje, evitando golpes y daños. Debemos añadir a la lista la identificación del producto, pues en el embalaje se proporciona toda la información relevante del producto como el nombre, procedencia, número de serie… Igualmente, recordemos que facilita su correcto almacenaje y permite una mayor eficiencia y optimización del espacio destinado a ello. Al mismo tiempo, mejora la eficiencia del transporte, puesto que al estar protegidos se evitan los posibles daños que se puedan ocasionar durante el traslado. Por último, la protección contra el robo que supone un buen embalaje ya que disuade a los ladrones de robar una caja bien embalada que impide un rápido acceso al producto.
Un buen packaging, un buen embalaje
Vamos a ir un paso más allá. El packaging. Este aspecto igual de importante que el embalaje, puesto que lo contiene en su proceso, no consiste únicamente en el hecho de guardar los productos en cajas de cartón, sobres o bolsas. Se trata de un sistema algo más complejo y perfectamente coordinado con una función y objetivo muy importante: garantizar que la mercancía pueda ser transportada hasta el cliente final de forma segura, rápida, económica y eficiente.
Dentro de la cadena logística y el sector del comercio, el packaging es una herramienta fundamental, si su diseño es innovador o eco-friendly, por ejemplo, contribuye a fortalecer la imagen de la marca, al tiempo que se asocia a valores positivos como el respeto por el medio ambiente, la naturaleza y la sostenibilidad.
El packaging, a su vez, cuenta con tres tipos o etapas que son el packaging primario, el secundario y el final. El primero de ellos, consiste en el envasado directo y es el que se aplica cuando el producto ya se encuentra listo para su venta. Suelen ser envases de poliuretano, tubos, barritas, etc. El segundo, incluye, además del envase primario, un embalaje adicional que garantiza la protección del producto. Posiblemente, cajas de cartón o similares. En cuanto al packaging final, se utiliza para el transporte y almacenamiento, es decir, hacer referencia directa al embalaje del que hablamos anteriormente. En este paso, lo más común es utilizar cajas de cartón que contienen productos a granel y se trasladan de un lugar a otro.
Llegado el momento de tener que elegir un packaging adecuado, las empresas deben seguir una serie de aspectos que hay que considerar para encontrar la solución adecuada. Antes de nada, es crucial llevar a cabo un análisis detallado de la producción para que el packaging se adapte a los productos o artículos industriales. Esto proporciona información clave del producto como las especificaciones técnicas, formas de protección, etc.
Por otro lado, conviene considerar los objetivos de la propia empresa. Tanto las necesidades y características de la empresa que comercializa el producto como su finalidad, juegan un papel relevante a la hora de elegir el packaging adecuado. El diseño es parte esencial para establecer la estrategia de marketing que debe integrarse en el embalaje, respetando la misión, visión e identidad de la industria.
Así mismo, en el momento actual, se considera indispensable contar con embalajes sostenibles y buscar fabricantes con la experiencia necesaria para fabricar los embalajes a medida y un packaging que sea totalmente personalizado y este adaptado a las necesidades del producto, de manera que se garantice la calidad y eficacia del embalaje y, por lo tanto, del producto que contiene.
Las ventajas que proporciona un buen packaging para la empresa se solapan directamente con las que ofrece un buen embalaje. Pero en este caso, además podemos añadir que un packaging bien diseñado y atractivo para el consumidor resulta más fácil de vender, permite que el cliente lo asocie directamente a la marca y potencia la imagen corporativa de la misma. Esto genera una asociación con los mensajes y valores concretos de la marca. Si es adecuado, como debe ser, además, permite conservar todas las propiedades y cualidades del producto.
En resumen, el diseño y la composición el packaging, son clave en la cadena logística. Se trata de un aspecto esencial que las empresas deben valorar en la medida correcta, siendo conscientes de la importancia que tiene y el esfuerzo que hay detrás del proceso de diseño y la elección de los materiales. El objetivo final de este proceso no es otro que lograr un embalaje eficiente y adecuado que tenga en cuenta todos esos elementos que componen la cadena logística y que ya hemos citado con anterioridad. Si a todo esto, le añadimos la sostenibilidad, el valor del packaging, es todavía, mayor.